SANTA MARÍA DEL CAMÍ

Santa Maria del Camí, un tesoro en el corazón de Mallorca, fusiona su rica tradición vinícola con un encanto mediterráneo. El nombre del pueblo, dedicado a Santa María, refleja su conexión con la religión cristiana y su historia arraigada.

Con una historia que se remonta a la época romana, Santa Maria del Camí ha mantenido su legado agrícola a lo largo de los siglos. Las vides que se extienden por los campos circundantes testimonian la importancia de la viticultura en la región. La iglesia parroquial, construida en el siglo XIII, se erige como un emblema arquitectónico y espiritual en el corazón del pueblo.

El vino juega un papel central en la identidad de Santa Maria del Camí. La Feria del Vino, celebrada anualmente, destaca la excelencia de los caldos locales y atrae a conocedores y amantes del vino de todo el mundo. Las bodegas dispersas por el paisaje ofrecen degustaciones que permiten a los visitantes sumergirse en la riqueza de la enología mallorquina.

Además de su herencia vinícola, Santa Maria del Camí cautiva con sus calles empedradas, plazas encantadoras y edificios históricos. La Plaza Nova es el epicentro social, rodeada de cafeterías y restaurantes que invitan a disfrutar de la auténtica gastronomía local.

La ubicación central de Santa Maria del Camí facilita el acceso a otras joyas de la isla, como las playas de la costa norte y las montañas de la Sierra de Tramuntana. En este rincón mallorquín, la fusión de tradición, buen vino y belleza natural crea una experiencia única que invita a explorar y saborear la esencia de la isla.